Desde que tengo recuerdos, o incluso antes, empecé a dibujar con un lápiz en la mano. Siempre lo hice porque me hacía sentir bien, me relajaba; podía estar horas delante del papel sólo con la imagen que tenía en mi mente, hasta verla plasmada en mis dibujos. Supongo que lo traía en la sangre, como se dice, ya que mi abuelo materno tenía dotes para el dibujo y mi padre es un gran pintor, que por decisiones de la vida se dedicó a otra profesión y relegó su arte al hobby y al placer tan sólo de su familia.
A veces me han preguntado cómo me defino a mí misma, y sin necesidad de pensarlo mucho tiempo, siento que la forma más fiel y sencilla de decirlo es con una sola palabra: Creativa.
El dibujo, la escritura, la música (el piano), el baile, la fotografía… todo ello no son más que formas de expresión de la creatividad que siempre ha pulsado dentro de mí y ha querido mostrarse y salir hacia afuera. Nunca me ha importado si era de forma extraordinaria o no. Simplemente, me he dejado fluir, he mimado mis emociones y he disfrutado del resultado en compañía de todos mis seres queridos.
Creo, no sé si estaréis de acuerdo, que se puede conocer a una persona de muchas formas diferentes: A través de la imagen, o de la palabra. A través de las notas musicales que compone en una melodía, por su forma de moverse… Y también, claro está, por la forma en que es visto por los demás.
Por ejemplo, y hablando de dibujos: Tuve un profesor que me llamaba “La chica de los tonos suaves” porque me gustaba dibujar con lápices de mina suave y nunca apretaba el trazo en el papel. Siempre me decía que el dibujo era cuestión de contrastes entre las luces y las sombras, pero me costaba sobremanera que los grises de mi carboncillo se volvieran negros.
Me gustaría que hicierais un viaje en el tiempo conmigo a través de mis dibujos, comenzando por los más antiguos que conservo (porque regalé la mayoría a familiares y amigos), y sintierais por vosotros mismos lo que os transmiten mis trazos. Si no os importa, iré añadiendo algunos comentarios (intentaré ser breve) para que os ayude a contextualizarlos.
Y por supuesto, os doy las gracias por estar aquí y dedicarme vuestro tiempo. Es un placer mostrároslos 🙂 .
Es uno de los más antiguos. Los hice cuando yo tenía unos 12 años y en la televisión emitían la serie de “Los Caballeros del Zodiaco”. Por entonces, la fiebre de dibujar al estilo manga me había alcanzado a mí también. ¿Quién de entre vosotros, que haya visto esa famosa serie de dibujos animados, no ha intentado dibujar alguna vez al caballero del Dragón, al del Cisne, al del Feniz, al del Pegaso o a la mismísima Atenea?
Como por entonces leía La Dragonlance, y Raistlin era mi personaje preferido, dibujé al mago como lo imaginaba yo, y en este estilo manga. Así me quedó 😀
No es ninguna maravilla, ¿no? Je,je,je. Pero a mí me bastaba 😀
Más tarde, los animales mitológicos fueron los primeros que despertaron mi interés.
Como no, unicornios y dragones decoraban mi pupitre del colegio. A la limpiadora le daba pena borrármelos con agua y jabón todos los días, pero yo seguía dibujándolos. Cuando conseguía plasmarlos en un papel, quedaban más o menos así:
Este unicornio lo dibujé tantas veces, y lo regalé a tantas personas, que conozco sus contornos con los ojos cerrados. La “etapa” de dibujar unicornios me duró de los 10 a los 15 años aproximadamente. (Luego, si me acuerdo, os subo algunos bocetos de unicornios de la película de dibujos animados “El Último Unicornio”, que vi millones de veces y cuya protagonista, Amalthea, me inspiró a la hora de elegir mi nombre virtual: Dalthea.
El siguiente boceto es este dragoncito que llamó mi atención en una portada del libro: “Ala de dragón”, de Margaret Weis y Tracy Hickman. No pude resistir la tentación. Me di cuenta más tarde que hubiera quedado mejor si le hubiese añadido algunas escamas.
¿Sabéis? Lo he visto por ahí en Pinterest. Son dibujos tan antiguos y los subí hace tanto tiempo en nuestro primer blog, que algunos igual hasta os suena haberlos visto al buscar alguna imagen de un perrito o un gatito por google.
Después, no tenía más de 14-15 años, mi atención se centró en las postales de animales. Más concretamente, de gatos y perros. Como la mayoría de mis dibujos, también los regalé a mis amigos y familiares. Estos dos tiernos cachorritos acabaron decorando las paredes de mi sobrina Paula <3.
Aquí va uno de mis preferidos, Christine. Tiene nombre porque, años más tarde, formó parte de una serie de dibujitos animados que hice como parte de un proyecto de animación que puso en marcha la empesa Weekend Production, para la que por entonces trabajaba mi marido. Yo, sin saber nada de animación, me metí en plan autodidacta 😀 y en dos meses estuve trabajando con mis dibujos en capas y haciendo mis primeros experimentos con el programa “Combustion”. (Dedicaré en otro momento una entrada a parte a los videos animados que hice en 2 meses, si queréis, como parte de mi auto-aprendizaje) No son nada del otro mundo, pero cosa curiosa, algunos videos los han empleado como “listenings” de Español en clases de inglés para niños. Jajajajaja. De lo que se entera una 😀
Sí, a ella la coloreé un poquito, en photoshop. Y está enmarcada en nuestra habitación, junto a otros dibujos. 🙂
Os pongo los que tengo, de la misma época. Algunos con su versión coloreada y otros no. El perrito salió en la serie. La voz que le pusieron me encantó 😀
También dibujé delfines, osos polares, loros de colores y cómo no, caballos. Mirad el delfín. El acento italiano que le dieron es, simplemente, maravilloso. No lo tengo nada más que en la serie (que aviso, era para niños muy pequeñitos y tenía la intención de enseñarles curiosidades sobre los animales). En dos meses, y sin profesor, esto es lo que conseguí animando el dibujo y la fotografía. Me hubiera gustado seguir aprendiendo, pero el proyecto no salió adelante y nos pusimos con otras cosas. En fin… al menos, los niños pequeñitos sabrán lo que es un espiráculo 😀 .
El unicornio y su leyenda.
Cuántas horas pasé admirando sus obras y deseando algún día poder dibujar como ellos…
Tengo una historia muy bonita sobre el que considero que es mi mejor dibujo. Me lo voy a guardar para otro momento, porque su historia merece un relato a parte que seguro que os gustará. Lo dibujé para mi marido cuando éramos novios, y lo hice con todo mi corazón <3. Le gustó tanto que… ayss! que se me escapa y lo cuento! Nonono, ahora no… 😉
Venga, os dejo con Nayara. Y me despido ya de vosotros en esta entrada, que espero que no se os haya hecho muy larga y hayáis disfrutado con el recorrido. Para mí ha sido entrañable recordar cada uno de estos fragmentos de mi vida. Al fin y al cabo, la vida es eso, ¿verdad? Vivencias que se incrustan en nuestra memoria y nuestro corazón para recordarnos más adelante quiénes somos y quiénes hemos sido 🙂 .
Un abrazo y miles de gracias por vuestra compañía, de nuevo.